Su origen

En el vestíbulo de Casa Burés, un oso de piedra da la bienvenida a los propietarios de las viviendas del edificio y a sus invitados, y ahuyenta a los intrusos.

La escultura del oso, que se sostiene sobre sus patas traseras, está situada al pie de la escalinata y resulta imposible no reparar en ella ya que es a tamaño real. Esta imponente escultura es obra del artista modernista Antoni Coll, cuya obra se encuentra en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC).

Este artesano era un reconocido escultor y tallador, y fue uno de los colaboradores más destacados de Gaspar Homar, considerado uno de los máximos representantes del movimiento modernista catalán en lo referente a la decoración y creación de muebles.

El oso de Casa Burés consiguió sobrevivir al paso del tiempo y a una Guerra Civill

Era bastante habitual que los edificios modernistas incluyeran ornamentación floral y animal, con el objetivo de acercar la naturaleza a las viviendas de la ciudad. También lo era la presencia de elementos decorativos que representaran fauna doméstica, como perros y gatos, así como animales de bosques cercanos, por ejemplo ardillas o reptiles. En cambio, es excepcional encontrar la escultura de un oso y de estas proporciones.

El oso de Casa Burés consiguió sobrevivir al paso del tiempo y a la Guerra Civil. Sin embargo, no pudo defenderse del vandalismo y unos años atrás, unos ladrones le amputaron las patas delanteras con el objetivo de robarle una farola que sostenía con orgullo. Lamentablemente, la farola desapareció para siempre. La farola, que ha desaparecido, es obra de la fundición artística más prestigiosa de la época, Masriera i Campins S.A., fundada por Frederic Masriera y su sobrino, Antoni Campins.

Su Restauración

Una escultura hecha con piedra de Vinaixa y tratada con cera para un mejor acabado y una
mejor protección

Con el objetivo de curar las heridas del oso, Bonavista Developments encargó un estudio a un laboratorio de geología. Los expertos confirmaron que se trataba de una escultura hecha con piedra de Vinaixa; un tipo de piedra calcárea procedente de la zona de Tárrega, en la Cataluña interior. Si bien todavía se utiliza en la actualidad, durante la época modernista era muy común ya que resulta fácil esculpirla y tallarla.

Los estudios llevados a cabo por los geólogos también evidencian que la piedra fue tratada con cera, no solo para darle un mejor acabado sino también para protegerla.

El oso no es el único elemento de Casa Burés hecho con este tipo de piedra. Comparte material con las barandillas de la fachada, que se han conservado peor debido a las inclemencias del tiempo y la contaminación.

El oso no solo necesitaba una operación para volver a tener patas delanteras sino que además, necesitaba tratamientos estéticos que permitieran eliminar las capas de suciedad así como material de restauraciones anteriores a la actual, como por ejemplo, cemento de Portland.

Las capas de suciedad han sido eliminadas con una técnica de limpieza mecánica y en seco que ha permitido que vuelva a aflorar su color original sin necesidad de utilizar químicos. Por otra parte, el cemento de Portland ha sido sustituido por mortero de calcio y arena, con el objetivo de lograr un color y una composición más similar a la original. Las patas se han unido al cuerpo con una técnica que utiliza resinas. El mortero de calcio y arena permitirá disimular al máximo las cicatrices.

El restaurador actual

Rudi Ranesi es socio fundador de Arcovaleno, una empresa centrada en la restauración y conservación del patrimonio arquitectónico. Este escultor italiano estudió Bellas Artes en Roma e Historia del Arte y restauración en Venecia. Desde 1997 vive en Barcelona y tiene una empresa que se dedica a la restauración del patrimonio cultural catalán.

Si algo caracteriza el método de trabajo de Ranesi es que le gusta trabajar in situ, tanto en excavaciones arqueológicas como en el interior de iglesias o edificios históricos.

Se ha especializado en restauración de pintura mural, mosaico y piedra. Recientemente ha restaurado el pórtico del monasterio de Santa María de Ripoll.

Con anterioridad, rehabilitó otros pórticos románicos, como el del monasterio de Sant Pere de Galligants o el pórtico medieval de Gandesa.

Ha participado en la rehabilitación de elementos modernistas del antiguo Hospital de la Santa Creu y Sant Pau y del Palacio de la Música Catalana. Ambos edificios han sido declarados Patrimoni de la Humanidad por la UNESCO.