Casa Burés, como edificio modernista que recuperó una gran variedad de artes decorativas, es una explosión de colores, formas y materiales. Los techos no iban a ser una excepción.
Algunos techos de Casa Burés muestran bellísimas pinturas o incorporan polvo de nácar que juega con la luz natural para regalar en determinados momentos del día elegantísimas siluetas plateadas que crean una ilusión visual de tela de seda. Otros, exhiben un elemento muy típico del modernismo: molduras de escayola que muestran altorrelieves con soberbias composiciones decorativas.
Este tipo de molduras eran muy características de la época y sustituyeron a las vigas y techos de madera de los siglos anteriores. Cada arquitecto diseñaba sus propios modelos; es decir, son molduras decorativas de autor y no encontramos dos edificios con el mismo modelo. En el caso del arquitecto Francesc Berenguer i Mestres, optó por decorar los techos de Casa Burés con elegantes motivos florales.