El ascensor de la Casa Burés fue instalado por la empresa Enrique Cardellach en 1905 y fue uno de los primeros que se instaló en Barcelona. Se cree que el primer ascensor instalado en la ciudad fue en el Monumento a Colón con motivo de la Exposición Universal de Barcelona de 1888 por la empresa inglesa Richmond pero no fue hasta 1897 que se instaló el primer ascensor eléctrico en un edificio de viviendas en el Paseo de Sant Joan número 84.
La irrupción del ascensor en los nuevos edificios que se levantaron en el Ensanche está profundamente ligada a la necesidad de ganar altura para poder construir pisos y a la llegada de la electricidad. Los ascensores eran un símbolo de poder y de prestigio a pesar de que los pisos de más valor eran los situados en las plantas de menor altura: los propietarios de los edificios vivían en las plantas más bajas, como era el caso del primer propietario de Casa Burés, que vivía en la planta principal del edificio con una escalera independiente desde donde entraban los carruajes.