Los suelos de Casa Burés esconden miles de piezas de gres que forman bellas composiciones geométricas a modo de mosaico. Estas teselas geométricas se conocen comúnmente con el nombre de Mosaico Nolla, en honor a Miguel Nolla, el empresario catalán que empezó a fabricarlas en Valencia en 1860.
El mosaico Nolla está presente en muchos de los edificios modernistas más importantes de Barcelona y de otras ciudades de Europa. Su fabricación y su instalación era muy laboriosa, y eran necesarias muchas horas de trabajo, que debía ser realizado por técnicos muy especializados, conocidos como “los mosaiqueros”. Es por este motivo que tener mosaicos Nolla se convertía en un símbolo de distinción y poder para los propietarios de las viviendas. Cuanto más pequeña era la pieza y más elaborada era la composición geométrica, más prestigio tenía la vivienda.