El origen de estas cabezas se remonta a la Edad Media y los artesanos medievales solían llevar su imaginación al límite para crear figuras de bestias y seres imaginarios que evocaban mitos todavía más antiguos.
El propietario de Casa Burés quiso que el edificio tuviera este elemento medieval, que sirve para desaguar los tejados y, según las creencias populares de la Edad Media, servía para ahuyentar los espíritus del mal.
Se desconoce la identidad de los artesanos que tallaron las 86 cabezas de Casa Burés. Sí se sabe que eligieron una madera muy apreciada en la época; la madera de melis.
The identity of the craftsmen who carved Casa Burés’s 86 heads is still unknown. However, we do know that they chose to make them out of melis pinewood, a highly valued wood during that period.