Construida entre 1900 y 1905, la Casa Burés debe su nombre a su primer propietario, Francesc Burés, quien la mandó construir para albergar la sede social de su empresa textil en la planta baja, su vivienda particular de más de 1.000 m2 en el primer piso, y doce pisos de alquiler de 300 m2 cada uno en las plantas superiores, que contaron con uno de los primeros ascensores de Barcelona.
Su presencia en el chaflán de las calles Ausiàs y Girona sigue siendo hoy tan imponente como entonces. Pero es en su interior donde encierra sus mayores tesoros.